lunes, 8 de agosto de 2011



Un dia un retoño quería ver el alba y el ocaso sin alerlos. Y a pesar de los sermones de las flores mayores, la grama y de la oruga, él se resistía a vivir en una maseta de terraza.

Una tarde, durante el crepúsculo montó su semilla al hombro y desde el barandal dejó que el viento lo arrastrara hacia la transitada avenida.

Cayó justo en medio del asfalto
y ahí creció
a la intemperie
comiendo polvo
oliendo humo
Sin embargo
pellizcaba aventuroso el atardecer con sus pétalos de hollín limado


Animo.

Enhorabuena

Te damos la bienvenida a esta la casa del teatro de calle en culiacan nosotros somos la compañia flores de asfalto.